¿Cómo influye el movimiento de La Tierra en el cambio de las estaciones?

Os explicamos los misterios de los movimientos de La Tierra y cómo influyen en la precesión de equinoccios, la nutación y el día sideral.

Jorge Robles

Jorge Robles

Os explicamos los misterios de los movimientos de La Tierra y cómo influyen en la precesión de equinoccios, la nutación y el día sideral

Nuestro planeta es muy peculiar y los distintos ritmos de su movimiento son muy interesantes. Os vamos a contar  algunas de sus curiosidades, casi misterios, relacionados con los movimientos de nuestro planeta.

En primer lugar, echemos un vistazo al movimiento de rotación de La Tierra sobre su eje. Gracias a esa rotación tenemos días y noches, pero esa rotación además genera fuerza centrífuga responsable del achatamiento de los polos y del ensanchamiento del Ecuador.

Pero, ¿cuánto tarda La Tierra en girar sobre sí misma? Si tomamos como referencia las estrellas (los astrónomos hablan del “fondo de estrellas”), nuestro Tierra tarda de media en dar una vuelta sobre sí misma unas 23,9345 horas, o unas 23 horas, 56 minutos y un poquito más de 4 segundos.

Vaya, primera paradoja, ¿si todos sabemos que los días “normales” duran exactamente 24 horas? ¿a qué viene ese desfase? Tranquilos que somos un reloj casi perfecto. Un “día solar medio” dura 24 horas y lo definimos cómo el intervalo de tiempo que pasa entre un mediodía (Sol situado en el zenit o punto más alto sobre el horizonte) y el siguiente.

El tiempo que tarda La Tierra en girar sobre sí misma (esas 23 horas, 56 minutos y 4 segundos) se conoce como “día sideral»

Mientras que el tiempo que tarda La Tierra en girar sobre sí misma (esas 23 horas, 56 minutos y 4 segundos) se conoce como “día sideral” o “día sidéreo”. Lo que cambia sobre todo es el sistema de referencia y el hecho de que La Tierra se vaya desplazando alrededor del Sol, así al cabo de un año damos 365,2425 vueltas sobre nosotros mismos en relación con el sol y 366,2425 vueltas en relación con las estrellas, la aparente vuelta extra simplemente corresponde a la que hemos dado alrededor del Sol.

Algo del estilo a lo que pasaba con Phileas Fogg en aquella Vuelta al Mundo en 80 Días, que al recorrer el mundo hacia el este conseguía ganar un día gracias a la rotación de la Tierra.

El segundo movimiento de la tierra es el de translación. Nos desplazamos alrededor del Sol siguiendo una órbita elíptica en sentido contrario al de las agujas del reloj. En completar una vuelta tardamos 365 días, 5 horas, 48 minutos y unos 46 segundos, de modo que cada cuatro años ajustamos nuestro calendario incorporando un 29 de febrero.

Como este “ajuste bisiesto” no es del todo exacto, ya que cada cuatro años nos “faltan” cerca de 45 minutos para un redondeo preciso (lo que equivale a un desfase de 24 horas cada 128 años), es de suponer que en algún momento tengamos que suprimir alguna jornada del calendario y celebrar algo parecido a “el día que no existió”.

Luego existe un tercer movimiento de nuestro planeta. La precesión de los equinoccios. Se trata del desplazamiento lento y gradual de la orientación del eje de rotación de La Tierra. El origen físico de este movimiento es el momento de fuerzas que ejerce el sol sobre la tierra y, hablando de una manera técnica, la precesión es el movimiento circular que realiza el Polo Norte Terrestre respecto al punto central de la elipse descrita por la Tierra durante el movimiento de translación.

Como si se tratase de una enorme peonza que gira muy lentamente sobre su eje, el Polo Norte Terrestre se va desplazando anualmente unos 50,3 segundos de arco (un grado cada 71,6 años). Así tardará unos 25.780 años en completar un circulo, esto es lo que se llama un “año platónico”.

La consecuencia más directa de la precesión de los equinoccios es que la posición del Polo Norte Celeste va cambiando a través de los siglos

La consecuencia más directa de la precesión de los equinoccios es que la posición del Polo Norte Celeste va cambiando a través de los siglos. La Estrella Polar (alfa ursa minor) recibe este nombre por ser la más cercana al Polo Norte Celeste, distando entre si aproximadamente un grado. Hasta el año 2100 esta distancia ira menguando hasta llegar a ser de tan solo 28´, para luego alejarse poco a poco.

Pero la trayectoria seguida por el eje de La Tierra en el movimiento de precesión no es exactamente circular. Un cuarto movimiento conocido como nutación genera oscilaciones en la inclinación del eje de la tierra respecto a la circunferencia que describiría el movimiento de precesión. La causante de esta alteración es la atracción gravitatoria de la Luna.

Y por si fuera poco aún existe un quinto movimiento, o mejor dicho una irregularidad, en la oscilación del eje de La Tierra. Se trata de un movimiento oscilatorio del eje de la Tierra que hace que se desplaza hasta 9 metros de la posición predicha en un momento concreto.

Se conoce como el “bamboleo de Chandler” (descubierta por el astrónomo S.C. Canhdler en 1891). Se desconoce la causa real de esta alteración, algunas teorías postulan que está relacionado con cambios en el clima, con movimientos tectónicos profundos, con el fenómeno de El Niño o incluso con las variaciones de la concentración salina de los océanos.

Hacia el año 1910 se registró la máxima amplitud de esta anomalía y la desaparición de la misma durante seis semanas en el año 2006 no hace sino aumentar el desconcierto sobre su apasionante origen.

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