Dónde estamos contra el cambio climático y qué hacer para mejorar

Cada vez sabemos mejor en que punto nos encontramos frente al descontrolado cambio climático que afecta al planeta, pero ¿qué soluciones drásticas proponen los científicos para contenerlo? Aquí tienes algunas propuestas.

Mario Picazo

Mario Picazo

La cumbre del cambio climático que se ha celebrado este mes en Katowice, Polonia, ha servido entre otras cosas para poner en marcha las iniciativas que ayudarán a reducir el impacto humano sobre el clima terrestre, una iniciativa que en 2015 firmaron 196 países. Empieza por lo tanto a rodar la pelota, para que las reglas del juego que permitirán poner en movimiento una acción global contra el cambio climático vayan dando sus frutos.

El IPCC (Panel Intergubernamental Cambio Climático) ya dejó claro hace unas semanas la necesidad de llevar a cabo una serie de cambios esta próxima década en un buen número de sectores vinculados a la economía global, que a su vez contribuyen a aumentar la concentración de gases tipo efecto invernadero. El mensaje es rotundo, es fundamental reducir el consumo de combustibles fósiles y así conseguir limitar el aumento térmico global a 1.5oC, un valor medio de un grado inferior a lo inicialmente acordado en París 2016.

Pero, ¿cuánto se ha calentado la tierra, qué ha supuesto ese calentamiento y qué podemos hacer realmente los humanos para ralentizar el ritmo actual de calentamiento?

La tierra se ha ido calentando y especialmente durante las últimas dos décadas

Temperaturas del 2018 y otro nueve de los años más cálidos registrados. Fuente: NOAA

Según datos de la WMO, la temperatura global de la tierra es ya 1oC más alta que antes de la industrialización global. Mirando de cerca a este mismo 2018, la temperatura media global para el periodo enero – octubre fue 0.98oC más alta que la registrada entre 1850-1900.

Los 20 años más cálidos desde que hay registros se han producido en los últimos 22 años, siendo el periodo 2015-18 el más cálido de todos. De continuar el ritmo actual de calentamiento, en el 2100 podríamos experimentar un aumento de entre 3 y 5oC respecto a la temperatura media actual. Puede que 1oC no suene a mucho, pero un aumento de esa magnitud implicaría una cadena de cambios catastróficos, ya que aumentaría el nivel de mar así como la temperatura y acidez del agua de mares y océanos. Cambios que limitarían la producción agrícola en muchas zonas de la tierra.

El 2018 ha batido todo tipo de récords

Ranking de la temperatura máxima más elevada durante el verano de 2018 hasta el mes de Agosto. El color rojo oscuro representa el record de temperatura máxima desde 1950, el color rojo vivo el segundo record y así sucesivamente.

2018 ha sido uno de los años más cálidos registrados, entre otras razones, por las prolongadas olas de calor vividas en Europa, Norte América, Asia y el norte de África. La mayoría de esas anomalías térmicas positivas han estado relacionadas con la presencia de zonas de persistentes altas presiones.

Una de las señales inequívocas del cambio climático es precisamente que los periodos extremos de temperatura se alarguen en el tiempo.  El intenso calor en Europa durante el verano de 2018 se fue acumulando durante dos meses debido sobre todo a la presencia de una debilitada corriente de chorro. Científicos de varios centros de investigación asocian esa anomalía directamente al cambio climático.

No vamos camino de cumplir los acuerdos pactados

Proyecciones de calentamiento global en función de los compromisos de acción para reducir las emisiones de gases efecto invernadero.

Aunque se cumplieran todos los compromisos firmados por los países implicados en el acuerdo de París, la tierra se calentaría más de 3oC al final de este siglo. La definición exacta de lo que los científicos llaman el límite ¨seguro¨ del cambio climático, varía con el paso del tiempo. En París se habló de no superar los 2oC y ahora se recomienda no pasar de 1.5oC de calentamiento.

En 2009 se creo el CAT (Climate Action Tracker), una herramienta de análisis generada por tres organizaciones científicas. Su función,  seguir de cerca la evolución de la temperatura global en función de los compromisos adquiridos por los diferentes países comprometidos con la causa. A medida que se van cumpliendo las acciones propuestas se va ajustando el aumento de temperatura previsto para el futuro.

China y Estados Unidos los dos grandes emisores

Evolución de las emisiones de gases efecto invernadero desde 1970 hasta 2017 por tipos de gas (izquierda) y por países (derecha).

China y Estados Unidos son con diferencia los países que emiten un mayor volumen de gases tipo efecto invernadero. Juntos suman un 40% del valor global según datos del Centro de Investigación de la Comisión Europea y de la Agencia Medioambiental de Holanda.

Con Donald Trump, Estados Unidos ha dado un giro este 2018 para potenciar el uso de combustibles fósiles y alejarse del compromiso que casi todos los países del mundo firmaron en París 2016.

Las zonas urbanas serán las más amenazadas

Vulnerabilidad al cambio climático en función del aumento de población en las principales ciudades del mundo. Los puntos mas grandes de color rojo o naranja indican que las ciudades que más crecen son las de Asia y África donde el impacto del cambio climático será mayor.

Según el último informe publicado por la empresa de análisis de riesgo Verisk Maplecroft, un 95% de las ciudades del mundo que se enfrentan a riesgos de clima extremo se encuentran en África o en Asia. Además, dice el estudio, que las ciudades que crecen a mayor ritmo son las que mayor riesgo de impacto tendrán. Mega-ciudades como Lagos en Nigeria o Kinshasa en la República del Congo son dos casos destacables.

También apunta el estudio, que 84 de las 100 ciudades que más crecen en el mundo, se enfrentan a riesgos climáticos extremos como puede ser el aumento de las temperaturas o situaciones meteorológicas extremas provocadas por el cambio climático.

El hielo del Ártico también peligra 

Extensión de hielo sobre el Ártico entre 2012 y 2017. Fuente: National Snow and Ice Center EEUU

La extensión de hielo sobre el ártico ha ido disminuyendo con el paso de los años alcanzando un mínimo histórico en 2012. Llevamos décadas midiendo esa tendencia, aunque el deshielo se ha acelerado a partir del año 2000. Si no se reducen las emisiones de gases efecto invernadero, para el verano de 2050 el océano Ártico podría quedarse completamente sin hielo.

Según la Organización Meteorológica Mundial, en 2018 la extensión de hielo sobre el Ártico fue muy inferior a la media. Marzo, el mes en el que el hielo alcanza su máxima extensión, fue el tercero más bajo desde que hay registros, mientras que el mínimo, habitualmente medido en septiembre, fue el sexto más bajo.

Todos podemos hacer más para ayudar

Emisión de CO2 en kilogramos por cada 100 gramos de proteína. En orden de arriba a abajo: carne, queso, pollo, huevos, guisantes, nueces. Fuente: Poore and Nemececk, Science 2018.

Los gobiernos del mundo tienen mucho que hacer para frenar el cambio climático, pero nosotros como individuos también. La comunidad científica insiste en que todos debemos hacer un esfuerzo sin precedentes en nuestro estilo de vida para evitar que el clima cambie de la manera tan drástica que esta previsto que lo haga.

El IPCC hace una serie de recomendaciones para que todos podamos sumar contra el cambio climático :

  • Consumir menos leche, carne, queso, mantequilla y favorecer el consumo de productos de origen local.
  • Evitar el despilfarro de comida que se produce, y hacer lo posible para que menos se vaya a la basura y más se aproveche.
  • Conducir vehículos eléctricos y caminar o usar la bicicleta en distancias cortas.
  • Usar el tren o el autobús como modo de transporte antes que el avión.
  • Hacer más videoconferencias en el trabajo y evitar viajar.
  • Secar la ropa al aire libre antes de usar una secadora.
  • Mejorar el aislamiento de casas y edificios en general.
  • Consumir productos que no impliquen el uso de productos derivados del carbón para su elaboración.
  • Seguir una dieta más vegetariana que carnívora.

Un estudio reciente publicado en el Journal of Science pone de manifiesto que la carne de vaca criada en tierras deforestadas produce un volumen de gases efecto invernadero 12 veces superior al que se genera en campos con pastos.  Aunque la producción de carne se haga bajo condiciones medioambientales óptimas, aún se genera un volumen de gases efecto invernadero bastante superior al que llega a la atmósfera del cultivo de verduras, frutas o cereales. No se trata de eliminar productos cárnicos de este mundo, pero si de mejorar las prácticas actuales de ganadería de manera que sean mucho más beneficiosas para el medio ambiente.

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