¿Con cuál nos quedamos? Horario de invierno, de verano o el de Greenwich

Algo más del 70% se decanta por el horario de verano y en torno al 25% prefiere el de inverno.

Jorge Robles

Jorge Robles

Si nunca llueve al gusto de todos, podemos decir que tampoco amanece o anochece de forma satisfactoria para todo el mundo. El debate sobre el posible ahorro energético que en su momento impulsó el cambio horario parece superado.

El ahorro no resulta tan tangible como en pasadas épocas y se apuesta por mitigar el trastorno que producen estos cambios en la salud de la población, sobre todo en los sectores más vulnerables (niños y ancianos), al tiempo que la Unión Europea es favorable a horarios unificados que puedan favorecer las transacciones comerciales.

Además el 60% de los países del mundo no realizan cambios de hora.

Pero, ¿con qué horario nos quedamos?

Dado que han ido apareciendo algunas encuestas, que dicen que algo más del 70% de los encuestados se decantan por el horario de verano y en torno al 25% prefieren el de inverno, hemos decidido hacer algunos cálculos.

En primer lugar, busquemos consejo en la fascinante inclinación del eje de rotación de la Tierra. Esos casi 23,5º de inclinación que son los grandes responsables de que tengamos estaciones meteorológicas.

Equinoccios y Solsticios. Fuente: EUMETSAT

En los equinoccios de otoño y primavera los rayos del Sol llegan perpendiculares a cualquier punto del planeta. Mientras que en los solsticios la Tierra en relación al Sol se presenta “inclinada” hasta ± esos 23,5º.

Podemos establecer dos líneas imaginarias que llamaremos “línea del amanecer” y “línea del atardecer” que marcan el inicio y el fin del día solar. Estas líneas se van desplazando por la superficie del globo terráqueo a medida que la Tierra va girando sobre si misma, es decir, a medida que va transcurriendo el día.

Si desplegamos el globo terráqueo y lo proyectamos en un plano obtendremos un rectángulo compuesto por otros 24 rectángulos verticales limitados por los 24 meridianos. Y sí nos dedicamos a observar las sombras proyectadas por esas líneas del amanecer y del atardecer podemos obtener curiosos resultados.

Así, en los equinoccios esas líneas coincide perfectamente con los meridianos. Podemos decir que en los equinoccios la sombra proyectada por el sol es meridional y la rotación de la Tierra es un perfecto reloj. En este caso si tuviésemos que acogernos a un horario el meridiano cero o de Greenwich seguramente sería el más acertado. Pero pocos días al año la rotación de la Tierra esta en modo reloj.

Superado el equinoccio van pasando los días y las líneas de sombra proyectadas por la ausencia de sol se van inclinando, pero con pendiente inversa. Esto es más fácil de ver en un gráfico.

Si del equinoccio de otoño nos encaminamos hacia el solsticio de invierno vamos comprobando que la línea de amanecer se va inclinado hacia la derecha y la del atardecer hacia la izquierda de modo que en solsticio invernal la sombra adopta una forma de campana. Los días son más largos hacia el ecuador y más cortos al desplazarnos hacia el norte.

Pasado el solsticio de invierno se invierte la tendencia de la inclinación de las líneas de amanecer y atardecer. Pasaremos por el equinoccio de primavera, nuevo momento reloj en la rotación de la Tierra, y seguiremos con esta tendencia hasta el solsticio de verano.

En este solsticio la campana de sombra se invierte y los días son más cortos hacia el Ecuador y más largos hacia el Polo Norte.

Hasta aquí estamos ante una explicación correcta de cómo se adelantan o atrasan los amanecer y los ocasos. Pero el cuerpo nos pide echar números y recurrimos a una aplicación de internet.

Hemos tomado cinco capitales de referencia, calculado la hora de salida y puesta de sol, más la duración del día, en los dos equinoccios y en ambos solsticios.

Para facilitar las comparaciones hemos incluido los datos UTC, UTC+1 (horario de invierno) y UTC+2 (horario de verano). No hemos tenido en cuenta el “una hora menos en Canarias” para no complicar aún más el tema (realmente este archipiélago hasta ahora ha vivido en UTC o en UTC+1, pero ¿se unificará también el horario con las islas Canarias?)

Antes de sacar conclusiones debemos hacer notar que en torno al 10 de diciembre es el momento en el que el Sol se pone más pronto (3 o 4 minutos antes que en solsticio de invierno). Además pasado este solsticio de invierno, aún sigue amaneciendo cada vez un poco más tarde durante un par de semana, aunque se compensa “sobradamente” por un atardecer más tardío.

Si apostando por mantener constante el horario de verano (UTC+2) nos encontramos con atardeceres razonablemente tardíos durante todo el año, incluso en el “preocupante” solsticio de invierno (cerca de las 19h en península, rondando las 18.30 en Baleares y alargándose hipotéticamente hasta más allá de las 20h en Canarias). Pero tendremos un problema, quizás grave, en los amaneceres de invierno, ya que el sol durante cerca de un mes saldría entre las 9-9.15 y casi las 10 de la mañana en todo el país, lo que puede resultar bastante deprimente.

Si mantenemos constante el horario de verano (UTC+2) nos encontramos con atardeceres razonablemente tardíos durante todo el año

Si se mantiene el horario de “verano” todo el año, en diciembre este tema se habrá solucionado. Fuente @Serthand

Si utilizamos unicamente el horario de invierno (UTC+1) los amaneceres serán algo más razonables durante todo el año, pero perderemos esos interminables días de estío ajustando los atardeceres hasta cerca de las 21h.

Si nos quedamos con el horario de invierno (UTC+1) los amaneceres serán algo más razonables durante todo el año, pero perderemos esos interminables días de estío

Y si, pensando en alto, nos quedamos con la hora del Meridiano de Greenwich (UTC), no nos quedaría más remedio que hacernos más “europeos”, cambiando de costumbres y, quizás, de cultura. Nuestra vida viene muy marcada por las horas de comida y ajustarnos a un horario donde el desayuno sea a las 07h, la comida a las 13h y la cena a las 19h. 

VÍDEO: ¿CUÁNDO SERÁ EL ÚLTIMO CAMBIO DE HORA?