¿Se podrían registrar incendios como los de California en España?

España disfruta de un clima similar al de California, pero ¿podríamos vivir también incendios tan devastadores?

Mario Picazo

Mario Picazo

El clima de España es similar al de California, un clima mediterráneo caracterizado por inviernos templados y en general lluviosos y veranos más secos y calurosos

Después de ver devastadores incendios calcinando miles de hectáreas en el estado de California en 2018 y ahora en 2020, surge la pregunta ¿se podría dar una situación similar en España? 

El clima de nuestro país es similar al de California, un clima mediterráneo caracterizado por inviernos templados y en general lluviosos y veranos más secos y calurosos.

El otoño y la primavera suelen ser estaciones de transición que muestran gran variabilidad de un año para otro, tanto en temperaturas, como en precipitaciones.

Dadas las coincidencias climatológicas, lo lógico sería pensar que sí se pueden producir en España incendios como los de California pero hay otros factores a tener en cuenta.

Los incendios registrados en California este pasado mes de octubre han calcinado miles de hectáreas en el norte y sur del estado.

Lo que llevamos de 2020 no ha sido un año de numerosos o grandes incendios en España, pero no olvidamos lo devastador que fue el 2017, uno de los peores años de la historia de la Península Ibérica con más de medio millón de hectáreas calcinadas y más de un centenar de fallecidos entre España y Portugal.

La temporada de incendios se alarga más allá del verano

El análisis de 35 años de datos meteorológicos por un grupo de científicos de la NOAA nos ha ayudado a entender mejor qué variables influyen de manera determinante en la longitud de la temporada de incendios.

Las temperaturas máximas, la humedad relativa mínima, el número de días sin precipitación y las rachas máximas de viento aparecen en lo alto de la lista de los factores que contribuyen a aumentar el riesgo de incendios alargando a su vez la temporada.

A nivel global la temporada de incendios ya se ha alargado en muchas zonas del planeta. Por ejemplo, en algunas del sur y este de España, la temporada de incendios ya dura entre un 25 y 30% más de acuerdo con los datos analizados entre 1979 y 2013.

Cambios en la longitud de la temporada de incendios.

Un 54% de la superficie vegetada de la tierra ha experimentado temporadas de incendios más largas entre 1996 y 2013 que entre 1979 y 1996. Aunque hoy tenemos más zonas del planeta propensas a experimentar incendios, aún no se ha demostrado del todo que esos incendios sean más intensos o hayan quemado más superficie, porque ese dato depende de otros factores como son la causa de los mismos, o la capacidad humana para extinguirlos.

La gestión de nuestra vegetación tarea pendiente

En España casi el 65% de los incendios se producen en el noroeste peninsular y Galicia sola concentra el 50% de todos los incendios, cerca de 6.000 al año. El 70% son intencionados y muchos están relacionados con la quema de vegetación para abrir pastos al ganado o eliminar vegetación.

En nuestro país, una de las grandes tareas pendientes en lo que a prevención de incendios se refiere, es contener la extensión de vegetación que crece de manera descontrolada.

El abandono rural es cada vez mayor, eso supone una acumulación de vegetación cuya gestión no se contempla debidamente por parte de la mayoría de comunidades autónomas.

Por eso, cada vez es mayor el número de grandes incendios forestales con desalojos masivos, pérdidas cuantiosas y fallecidos. No solo se trata de tener medios para la extinción, sino empezar por gestionar mejor la prevención.

Número de incendios en España y Portugal por término municipal entre 2001 y 2010. Fuente: ADENA Datos:Mapama

¿Cómo nos afectarán los incendios en el clima del futuro?

Los incendios de California del 2018 y del 2020 se han visto acentuados por las intensas olas de calor y sequías que se prolonga en el estado desde principios de esta década.

Además, han intervenido factores relacionados con el cambio climático como las elevadas temperaturas con el consiguiente aumento de las plagas de insectos y la invasión de especies no habituales y puntualmente la presencia de una meteorología más extrema, con vientos secos muy fuertes, que se prolongan en el tiempo más de lo habitual.

A eso hay que sumar que las viviendas y estructuras en general, están hechas de madera y arden con facilidad y rapidez, ayudando a propagar el fuego más allá de zonas urbanas aún más.

2017 fue un claro ejemplo de una temporada de incendios que fue muy activa desde la primavera hasta el otoño. Fuente: ADENA

España, como muchos otros países de clima Mediterráneo situados en una zona de transición climática hacia un clima más árido, tenderá, con el paso de los años, a ser un país en el que el riesgo de incendios sea mayor tal y como esta ocurriendo en amplias zonas del oeste de Estados Unidos y otras zonas del mundo.

El aumento del número de olas de calor, la reducción de las precipitaciones o el aumento de los episodios de vientos intensos, son solo algunos de los cambios climáticos que ya se están dando con más frecuencia en Europa y con los que vamos a tener que lidiar aquí en España cada vez más en un futuro.

¿Entramos en la era de los ‘superincendios’?

Los que se enfrentan a los incendios día si día nos afirman que ya no son como eran, que cada año son más intensos, impredecibles y difíciles de controlar.

Si a la vegetación cada vez más seca y vulnerable, le sumamos una meteorología más extrema en todos los sentidos (fuerte viento, calor intenso, humedad muy baja), el comportamiento del fuego se hace también extremo e imposible de controlar se pongan los medios que se pongan.

VÍDEO: LOS INCENDIOS QUE NOS ESPERAN POR EL CAMBIO CLIMÁTICO

La única forma de controlar este tipo de ‘superincendios’ es que las condiciones meteorológicas sean menos extremas o que no haya tanta vegetación inflamable en la zona.

Condiciones meteorológicas o de vegetación aparte, ante un incendio, es fundamental concienciar debidamente a la población sobre el riesgo, la prevención y la actuación especialmente en aquellas zonas más vulnerables.